La psicóloga Estela Gómez Palomar del Centre Logopèdic Komunika’t nos habla sobre el TDAH y nos da algunos consejos de como tratarlo.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno neurobiológico que afecta tanto a adultos como a niños.
Se caracteriza principalmente por dificultades para mantener la atención (resistirse a las distracciones) y concentrarse (prestar atención a los detalles o mantener la atención sostenida), por hiperactividad (inquietud excesiva) e impulsividad.
Estas dificultades deben manifestarse desde la primera infancia y en diferentes contextos (casa, colegio, calle). Frecuentemente se acompaña de baja tolerancia a la frustración, dificultades en las relaciones con los demás, ambiente familiar tenso, alteraciones de la conducta, fracaso en los estudios y disminución acusada de la autoestima. Puede ir acompañado de alteraciones en las funciones ejecutivas, encargadas de la planificación y organización de respuestas/conductas.
Existen 3 subtipos distintos acompañados de sus correspondientes manifestaciones:
- Inatento
- No presta atención a los detalles o comete errores por descuido.
- Tiene dificultad para mantener la atención.
- Parece no escuchar.
- Tiene dificultad para seguir las instrucciones hasta el final
- Tiene dificultad con la organización.
- Evita o le disgustan las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
- Pierde las cosas
- Se distrae con facilidad.
- Es olvidadizo para las tareas diarias.
- Mueve/retuerce nerviosamente las manos/pies, o no puede quedarse quieto en una silla.
- Tiene dificultad para permanecer sentado.
- Corre o se trepa de manera excesiva.
- Dificultad para realizar actividades tranquilamente.
- Actúa como si estuviera motorizado.
- Habla en exceso.
- Responde antes de que se haya terminado de formular las preguntas.
- Dificultad para esperar o tomar turnos.
- Interrumpe o importuna a los demás.
- Inatento e hiperactivo-impulsivo combinado
- Presenta síntomas de combinados de las dos anteriores.
Guía para los padres:
- Préstale atención al niño y escúchale. Comparte tiempo o actividades agradables con él.
- Establece y mantén una rutina, que incluya periodos de esparcimiento y ejercicio físico.
- Impón pocas normas pero que sean claras, coherentes y firmes.
- Las órdenes o instrucciones deben ser directas, concisas y claras.
- Usa un tono de voz neutro y mantén el contacto ocular; mejorará la comunicación.
- Utiliza un lenguaje positivo. Resalta sus éxitos. Encuentra sus virtudes y evita juzgarlo.
- Favorece su autoestima y confianza. Alábalo por sus éxitos por modestos que sean.
- Busca actividades extraescolares compatibles con su hiperactividad motriz.
- Utiliza los intereses del niño como motivación.
- Comunícale los cambios con suficiente antelación, para que pueda adaptarse a ellos.
- Evítale estímulos de elevada intensidad.
- Adapta su aprendizaje a sus capacidades.
- Hazle participar en las tareas del hogar en función de su edad y capacidades.
- Diferencia entre conductas voluntarias e involuntarias. Los castigos aplicados a las acciones voluntarias deberán ser consecuentes y lógicos en función de sus actos.
- Evita contextos y/o situaciones que puedan distraerlo cuando esté haciendo los deberes.
- Supervisa la realización de los deberes y la preparación y/o uso del material académico.
- Divide las tareas y/o deberes en periodos de tiempo cortos con descansos y refuerzos.
- No le prestes atención cuando interrumpa y hacerle evidente el momento en el que puede intervenir. Felicitale cuando lo haga en el momento adecuado.
- Refuérzalo positivamente y especifica el comportamiento por el cual le felicitas.
- Trata de ignorar sus comportamientos negativos, siempre que esto sea posible.
- Evita castigos salvo situaciones límite. En ese caso evitar la confrontación.
- Para comunicarle algo importante, elige momentos en que se encuentre receptivo.
- Pide ayuda y asesoramiento profesional cuando te sientas desbordado.
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